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lunes, 22 de agosto de 2016

Trump busca revertir su imagen tras la caída en los sondeos

Las estadísticas obligan al candidato a replantear su campaña


   Por Walter Calabrese

Los números mandan en una campaña electoral, encuadran tendencias e influyen en el ánimo de los electores. El desplome en las encuestas obligaron a Trump a rever cosas que había prometido y jurado que nunca haría, como pedir perdón o usar el teleprompter, la habitual pantalla que se utiliza para ir leyendo ante cámara un guión anteriormente escrito y de ese modo evitar las complicaciones de una improvisación errónea, algo que ya ha quedado evidenciado en su retórica agresiva y muchas veces ofensiva.

Ahora, empujado la premura de las estadísticas, ensaya muestras de arrepentimiento por algunas metidas de pata groseras y ha comenzado a utilizar el teleprompter en sus discursos televisados para evitar nuevos sobresaltos en la audiencia. Otra actitud que marca este aparente nuevo rumbo se vislumbró cuando se acercó a Luisiana para repartir alimentos entre los que habían sido maltratados por las inundaciones.

En su equipo de campaña tratan de mostrar el cambio, dicen que “es un Trump con actitudes mucho más presidenciables”. En ese intento por moderar la retórica del candidato se comienza a notar la gestión del nuevo jefe de campaña, Stephen Bannon, un ultraconservador con vasta experiencia como asesor de imagen y como redactor de guiones para generar impactos informativos.
Los sondeos empiezan a incomodar, si las elecciones se realizaran ahora mismo, Hillary Clinton vencería con amplia superioridad, quien alcanzaría los 363 electores, en tanto Trump solo estaría llegando a los 175, muy inferior a los 270 sobre 500 que son necesarios para ser ungido como presidente.

Fue realmente llamativo escuchar a Trump en el nuevo giro discursivo que está diseñando Bannon: "A veces, en lo más caluroso de un debate, y hablando de muchas cosas, no elegís las palabras correctas o decís algo equivocado. Yo he hecho eso", dijo, al hablar desde un escenario. "Créanlo o no, lo lamento. Lo lamento especialmente cuando puedo haber causado daño personal", expresó el ahora “arrepentido” orador republicano.

Sus palabras no estaban dirigidas con precisión, ni tampoco se podía divisar a qué grupo de votantes se refería. A lo largo de la campaña ha ofendido y agredido a muchos, entre quienes se encuentran los latinos, inmigrantes, mujeres, soldados, empresarios y, en particular, a la comunidad mexicana con esa empecinada idea de construir un muro en los límites con el país vecino.

No obstante, en la presentación de su primer anuncio en TV como candidato oficial por el partido republicano llamado “Dos Américas: inmigración”, sigue sosteniendo su política antiinmigratoria además de mantener sus ataques a Hillary Clinton, a quien acusa de querer construir un país “fraudulento”, puesto que remarca la decisión de permitir que lleguen al país refugiados sirios. Como contracara, habla de la “América segura de Donald Trump” que sería la que mantendría lejos de las fronteras a “terroristas y a peligrosos criminales”.
Cuesta creer tan rápidamente que un político acostumbrado a la verborragia inundada de calificativos y provocaciones pueda mostrarse como un candidato moderado. Puede bajar el tono, pero la postura con respecto a los inmigrantes sigue intacta, planea deportar a 11 millones de personas que permanecen de manera ilegal en el país. Una de sus asesoras sostiene que Trump se ha comprometido a encontrar un enfoque “justo y humano” de la situación.

"Lo que él apoya es asegurarnos de que se haga cumplir la ley, que respetemos a aquellos estadounidenses que buscan trabajos bien pagos y seamos justos y humanos con los que viven entre nosotros en este país", anunció en CNN Kellyanne Conway, la recientemente nombrada directora de campaña de Donald Trump.

En la nueva conducción de la campaña se busca darle un giro rotundo a la imagen del candidato republicano, buscando ampliar la base de votantes mujeres e independientes con la llegada de Conway, una analista preparada para trabajar con bases de datos, y con Bannon, un conservador muy combativo para retomar el diálogo dentro del partido.

Viendo que el barco comenzaba a hundirse, el nuevo equipo de campaña nombró a asesores de origen hispano y a líderes religiosos buscando recomponer las relaciones con estas comunidades, con el objetivo expreso de buscar una mayor cercanía con todos aquellos entre quienes Trump resulta impopular. Una tarea que no parece sencilla luego de la serie de agresiones constantes que ha vertido Trump a lo largo de la campaña durante las primarias y en el tramo hacia las presidenciales.

Por un tiempo, podrán vestir de moderado a un hombre que no viene de la política, enfundado en su ego empresarial y convertido en candidato gracias a la cobertura mediática que amplificó su figura sin analizar demasiado las consecuencias. Pero, en primera instancia, esa empresa se asemeja a querer abrazar un cactus sin lastimarse. Trump seguirá siendo filoso y punzante, es su estilo, no parece posible que ese maquillaje electoral pueda esconder su verdadero rostro. Pero la política puede traer sorpresas impredescibles...


                                                        Informe de DW en Español



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