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lunes, 3 de abril de 2017

Crisis social: No se puede, no sabe, no contesta


Por Walter Calabrese

Es un error creer que a las marchas docentes solo van los K. Hay mucha desazón con este gobierno por la impericia en el manejo de la economía y los salarios. Ese enojo de la gente es legítimo y trasciende lo partidario. Respeto a la gente que marchó en el 1 A, tienen todo el derecho de hacerlo. Lo que no podemos convalidar es que esa gente represente el sentir común de la mayoría de la población. Hoy, ya aparecen encuestas que indican que el presidente Macri tiene una imagen negativa por encima del 50%. Es evidente, también, que hay un sector de la población que es antiperonista, un 20% dicen los analistas políticos, que evidentemente se manifestó en el 1 A. Pero esa marcha no puede servir para titular como algunos medios lo han hecho aduciendo que significa un amplio respaldo a la gestión de gobierno. Son sencillamente sus seguidores los que acudieron a esa reunión.

La atención está puesta en el lugar equivocado, la población tiene preocupaciones más imperiosas que una marcha o un paro. El gran dilema que le hace perder el sueño a muchos argentinos es cómo se va a estabilizar el empleo y la economía. Y en ese conflicto, se ponen en juego las esperanzas y los sueños de cada conciudadano.

“Un hombre no envejece cuando se arruga su piel y se esparcen sus canas, sino cuando se arrugan sus sueños y sus esperanzas” –Anónimo
 
El tema es que hacemos cuando se arrugan los sueños y las esperanzas, cuando ves que ya no entendés a la gente, cuando la decepción te hace ver sólo las sombras que proyectan los necios e ignorantes que se convierten en opinólogos para descalificar a otro. Quien ha nombrado a jueces para juzgar a otra persona. Dios no.

Veo con preocupación cómo se editorializan las noticias sin fundamentar lo que se dice para ajusticiar a un político, a un deportista. Veo con agria amargura como en un trabajo se fagocitan entre ellos para quedarse con el cargo del otro. Veo mucho ladrido, quejas, insultos, agravios, calumnias por doquier. 

Duele ver la Argentina que vivimos, con funcionarios indiferentes, sin sensibilidad social, levantando el dedo acusador contra quien piense distinto. Duele ver que se ha perdido el concepto de respeto por el prójimo.

Así no va, así estamos derrapando en la banquina. Así estamos descuidando el camino que nos propone Dios, el de cuidar al prójimo como a sí mismos.
No puede haber tantos pobres en la Argentina (32,3% según el INDEC)
No puede haber sueldos que pierdan frente a la inflación (la inflación del primer trimestre de 2017 es de 6,4%)
No puede haber más mentiras para ganar una elección y luego hacer negocios con los amigos.
No se puede difamar a la gente que piensa de otra manera.
No pueden eliminar los ideales e ideologías de la gente por decreto.
No se puede desconocer las leyes que protegen al trabajador, hay que llamar a paritarias nacionales.  Ni a los docentes ya se respeta!
Paren de mentir, la gente no llega a fin de mes. Paren de robarle los sueños y la esperanza a la gente! El INDEC y la UCA mostraron claramente los indicadores de pobreza. Qué otro indicio necesitan para cerciorarse de que han errado en el rumbo económico.


La gente ya dice basta de marketing político, es hora de hacer una gestión pública comprometida con las necesidades de la gente. La política del entretenimiento puede servir para atraer electores en campaña y hacerles creer que van por la “revolución de la alegría” o por la “pobreza cero”, algo tan inverosímil que resulta realmente curioso pensar que con esos argumentos hayan llegado al poder. Lo triste es que no sabíamos que la alegría era sólo para ellos, para los que llegaban al poder para seguir haciendo negocios y reírse de nosotros viendo como sufren los trabajadores haciendo equilibrio para llegar a fin de mes, en muchos casos sólo cuentan con efectivo hasta el día 18 o, peor aún, se quedaron sin empleo.

Sin duda, disfrutan y ríen en Holanda jugando a ser príncipes ante la Reina de Holanda. Lo triste es que puede ver a Máxima, pero no puede ver la mínima que gana un jubilado.

Hemos sido embaucados por prestigitadores profesionales de la no política, caímos en la trampa de la fiesta del cambio que venía adornada con globos, comprando el slogan de que “todos juntos podemos”, de que entre todos se puede. Lo cierto es que todavía no nos invitaron para participar de la supuesta fiesta multitudinaria de la alegría en el cambio.

La acción política siempre transforma, para bien o para mal, lo que no entendieron en el gobierno es que sin sentido común y sin sensibilidad social no se puede sostener una gestión. Tarde o temprano, la realidad se asoma y te pasa la factura. Mirta ya les avisó. Lo lamentable es que no han hecho acuse de recibo.

Si le hicieran una encuesta a cada funcionario actual, las respuestas serían muy similares: no se puede, no sabe, no contesta. Aunque la respuesta es más sencilla, no pueden manejar las cuestiones de Estado importantes, no saben comunicar y no contestan los reclamos de los trabajadores.

La luna de miel terminó hace rato, tal vez, nunca existió porque el pueblo le está reclamando la nulidad, el amor nunca se consumó. Con sólo hablar con un taxista, esos actores que son como un termómetro del humor social, podrán constatar que la población está al borde del hartazgo ante las políticas implementadas por la gestión de Cambiemos.

Hoy, algunos funcionarios y operadores del gobierno están más preocupados en las elecciones de octubre, por eso piensan que el camino para ganar es la confrontación, y que eso es más importante que la gestión para lograr el triunfo. Consideran que al polarizar la campaña eligiendo a los docentes, sindicalistas y el kirchnerismo como enemigos podrán rescatar los votos necesarios para triunfar en las legislativas. Lo que no pueden ver es que en medio de esa batalla que pretenden instalar en la opinión pública con sus medios aliados queda la población expuesta a la fragilidad de una economía que no arranca.

No pueden ver que el humor social ya le está diciendo que no a Macri. Lo que no se entiende es porqué siguen insistiendo que todo va bien. Sin respeto a los trabajadores ningún gobierno puede avanzar. No se trata sólo de macroeconomía, lo social pesa mucho. Con esa estrategia va a fragmentarse el voto, pero huyendo de Cambiemos hacia el massismo y otras fuerzas.

Cuidemos a la gente, ellos no son la oposición al gobierno. 
Cuidemos a los trabajadores, porque ellos son el sostén de cada familia.

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