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sábado, 6 de agosto de 2016

Las encuestas favorecen a Hillary, pero no se debe confiar

Los llamados estados swing states pueden modificar el equilibrio que vienen manteniendo los demócratas en los sondeos


Por Walter Calabrese

A tres meses de que la ciudadanía acuda a las elecciones presidenciales, los sondeos siguen dándole una ventaja a la candidata del partido demócrata. No obstante, los analistas políticos consideran que esa adhesión que le da cierto margen de maniobra para apuntalar su campaña en los llamados swing states, es decir, los estados que oscilan de una elección a otra y que pueden definir el resultado final, podría variar si Trump da un volantazo en su discurso, luego de varios traspiés en su oratoria inflamable.

Estos distritos fueron sufriendo cambios demográficos, sociales y culturales, empujados principalmente por el aumento de la población latina y una importante participación de las minorías. Se estima que Georgia, Arizona y Texas podrían incluirse en esta categoría de swing states, aunque en ellos los republicanos conservan todavía un pequeño margen de ventaja. En el equipo de trabajo de Clinton aspiran a triunfar en uno de estos estados, puesto que ello podría inclinar rotundamente la balanza en favor de los demócratas.

Serían 11 estados los que concentran toda la atención y protagonismo en la campaña, y es donde se destinan más fondos y publicidad para intentar seducir al público indeciso o que vota más allá de las preferencias partidarias. Ellos son: Florida, Ohio, Pennsylvania, North Carolina, Virginia, Iowa, Michigan, Wisconsin, New Hampshire, Colorado y Nevada.

La campaña de Donald Trump ha ido por caminos de cornisa sinuosos, supo ofender a los integrantes de las Fuerzas Armadas cuando despreció inoportunamente a los padres de un soldado musulmán fallecido en Irak. También ha confrontado con los propios líderes del Partido Republicano, con el presidente de la Cámara de Representantes Paul Ryan y con John McCain, a quienes no apoyó en las primarias en sus distritos de Wisconsin y Arizona. Luego, este viernes, decidió apoyarlos, mostrando una vez más Trump los virajes de humor en sus estrategias discursivas.

La retórica de Donald Trump está lejos de alcanzar la estatura de un estadista, sus exabruptos contra la comunidad mexicana y latina, las acusaciones contra Obama como supuesto creador de EI, los ataques descarnados contra Hillary y distintas expresiones de racismo y xenofobia, han construido una imagen que no seduce ni a los propios republicanos que han sido parte de su historia.

No obstante, Trump mantiene cierto atractivo para un sector de la población que siente rechazo por la clase política, pues lo ven como un filoso desafío al establishment. Con esa base del electorado republicano es donde se conecta mejor, algo que le permitió recaudar fondos y donativos para plasmar su triunfo en las primarias.

En ese panorama, Hillary Clinton deberá mantener la guardia en alto y estar concentrada en aquellos estados considerados swing states en donde el voto latino puede hacer la diferencia y aprovechar los desplantes discursivos de Trump.

A tres meses de que la ciudadanía acuda a las elecciones presidenciales, los sondeos siguen dándole una ventaja a la candidata del partido demócrata. No obstante, los analistas políticos consideran que esa adhesión que le da cierto margen de maniobra para apuntalar su campaña en los llamados swing states, es decir, los estados que oscilan de una elección a otra y que pueden definir el resultado final, podría variar si Trump da un volantazo en su discurso, luego de varios traspiés en su oratoria inflamable.

Estos distritos fueron sufriendo cambios demográficos, sociales y culturales, empujados principalmente por el aumento de la población latina y una importante participación de las minorías. Se estima que Georgia, Arizona y Texas podrían incluirse en esta categoría de swing states, aunque en ellos los republicanos conservan todavía un pequeño margen de ventaja. En el equipo de trabajo de Clinton aspiran a triunfar en uno de estos estados, puesto que ello podría inclinar rotundamente la balanza en favor de los demócratas.

Serían 11 estados los que concentran toda la atención y protagonismo en la campaña, y es donde se destinan más fondos y publicidad para intentar seducir al público indeciso o que vota más allá de las preferencias partidarias. Ellos son: Florida, Ohio, Pennsylvania, North Carolina, Virginia, Iowa, Michigan, Wisconsin, New Hampshire, Colorado y Nevada.

La campaña de Donald Trump ha ido por caminos de cornisa sinuosos, supo ofender a los integrantes de las Fuerzas Armadas cuando despreció inoportunamente a los padres de un soldado musulmán fallecido en Irak. También ha confrontado con los propios líderes del Partido Republicano, con el presidente de la Cámara de Representantes Paul Ryan y con John McCain, a quienes no apoyó en las primarias en sus distritos de Wisconsin y Arizona. Luego, este viernes, decidió apoyarlos, mostrando una vez más Trump los virajes de humor en sus estrategias discursivas.

La retórica de Donald Trump está lejos de alcanzar la estatura de un estadista, sus exabruptos contra la comunidad mexicana y latina, las acusaciones contra Obama como supuesto creador de EI, los ataques descarnados contra Hillary y distintas expresiones de racismo y xenofobia, han construido una imagen que no seduce ni a los propios republicanos que han sido parte de su historia.

No obstante, Trump mantiene cierto atractivo para un sector de la población que siente rechazo por la clase política, pues lo ven como un filoso desafío al establishment. Con esa base del electorado republicano es donde se conecta mejor, algo que le permitió recaudar fondos y donativos para plasmar su triunfo en las primarias.

En ese panorama, Hillary Clinton deberá mantener la guardia en alto y estar concentrada en aquellos estados considerados swing states en donde el voto latino puede hacer la diferencia y aprovechar los desplantes discursivos de Trump.

                                                    Informe de Euronews

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