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viernes, 8 de septiembre de 2017

El periodismo ante el caso Maldonado


Por Walter Calabrese 

Caminar entre grietas y fanatismos ha hecho de los medios de comunicación un faro inconcluso, que por momentos ilumina claramente, y en otros, parpadea y confunde, porque vira hacia intereses particulares o sectoriales.

Muchos jóvenes periodistas, seducidos por los destellos efectistas del poder se apegan a él, muerden el anzuelo de la popularidad sin saber que los gobiernos pasan. Pero la memoria del pueblo queda con la mirada firme ante los cambios inesperados o las crueldades institucionales, y lo que antes era festejo en el carro de los triunfadores, se convierte luego en sacos vacíos por donde se caen las monedas irremediablemente.

Qué difícil es ser un periodista independiente en la Argentina, si hablás bien, sos oficialista, si hablás mal, hacés periodismo partidario. Dónde pararse cuando la famosa grieta la reproducen los medios más influyentes. Peor aún, ante el gravísimo caso de Santiago Maldonado, diarios como Clarín y La Nación, han buscado de mil maneras la forma de “suavizar” lo ocurrido para que no afecte al gobierno. Eso no es periodismo independiente, tal vez, sólo es propaganda política, pero periodismo no es.

El periodismo siempre funciona como un contrapoder que molesta, porque piensa en el lector para poder llevarle el recorte más cercano a la verdad. Tener sentido crítico es parte de esta bendita profesión, es un motor que nos impulsa a buscar en las zonas oscuras de un hecho político. No es morbo, es que en esas penumbras habitan parte de las operaciones que se tejen a espaldas de la ciudadanía. Alguien dijo que la política era el arte de mentir oportunamente, y para eso estamos los periodistas, para reconocer dónde comienza la mentira... Entonces, si ladran es porque estamos haciendo algo bien.

“Preguntar por Santiago Maldonado no te hace K, ni peronista, ni zurdo, ni hippie. Te hace humano”, esta fue una consigna que circuló está semana en las redes sociales. Hasta ahora las autoridades del gobierno no han podido entender que no se puede silenciar el dolor por la pérdida de una persona, e incluso, sorprendentemente, les cuesta comprender que queremos vivir en libertad en una democracia.

Tampoco se puede silenciar el tema en las escuelas. La política no es mala en sí misma, lo malo es prohibir hablar de política, porque eso implica censura, proscripción y, en el peor de los casos, utilizar la fuerza del Estado para castigar a quienes intenten siquiera hablar de algún tema relacionado con la política.

Cuando en las aulas se lee 1984 o Rebelión en la Granja de Orwell, se está hablando de cómo la literatura reflejó un momento de la vida política del mundo. Cuando se lee Operación Masacre, se analiza lo que pasó en nuestro país, y no para sacar réditos partidarios, sino para contar las crueldades que ha hecho el hombre en contra de los que participaban en política.
Cuando leemos Facundo, de Domingo Faustino Sarmiento, también se menciona la política que impuso un modelo de país pensado desde el concepto de civilización o barbarie. Retórica que sigue vigente hasta nuestros días, puesto que el autor repudiaba a los pueblos originarios y los encasillaba en la barbarie, igual que hoy...

Cuando el que gobierna se adjudica el trofeo de la civilización, todos los que piensen distinto serán nombrados dentro de la barbarie, como intentan hacerlo con Santiago Maldonado y con quienes piden por su vida.


La posverdad no siempre triunfa

¿Se puede disfrazar un hecho real con máscaras falaces por mucho tiempo? A veces, se instalan ideas que se posicionan en la mente de la ciudadanía, como cuando Trump decía que los mexicanos les robaban los puestos de trabajo a los norteamericanos. En esa ocasión, sirvió para atraer votos.

Aquí, en la Argentina, el duranbarbismo con Cambiemos recurrió a varias tretas similares para ganar terreno en las arenas políticas. Algunos electores siguieron creyendo ese relato que se construye luego de medir todo el tiempo, como suele decir Durán Barba. La noche del recuento de votos en las PASO se trató de instalar la idea de que habían ganado en la Provincia de Buenos Aires, cuando pusieron en marcha un operativo mediático sin precedentes.

Luego, la Ministra Patricia Bullrich, intentó construir un clima confuso para demorar y ganar tiempo ante un hecho en el que estarían involucrados personal de Gendarmería. Hoy, esa puesta en escena se diluye hora tras hora, y al correr el telón de la verdad va quedando al descubierto el mamarracho político que construyó.

Lo curioso es que este gobierno comunica mal, gestiona sin pensar en las necesidades reales de la gente y se esconde ante dificultades graves como la del caso de Maldonado. Los Focus Group no pueden ser la guía de un gobierno para tomar la decisión de qué comunicar y qué no... Todo eso va diluyendo la confianza en el gobierno, que trae luego como consecuencia distintas crisis de gobernabilidad. Estamos ante la presencia de un gobierno que se desgasta y se debilita con sus propios desaciertos. El blindaje de algunos medios ya no alcanzará para tapar el sol con las manos. El caso Maldonado puso al descubierto la falta de cintura política para resolver cuestiones de Estado y la malicia de algunos de sus funcionarios. No supieron leer que democracia es libertad...

Sin humildad la prepotencia de los poderosos, a veces, se naturaliza en los medios de comunicación para instalar "su verdad" por medio de operaciones non sanctas. Ante ellos, el pueblo observa atónito las piruetas de circo que realizan para intentar acallar voces. Lamentablemente, no han comprendido aún que elbumerán ya está en el aire, y que trae todo lo envuelto por ellos con la suciedad y mentira enviada con soberbia naturaleza.

El día que se pueda descubrir quién se llevó a Santiago Maldonado entenderemos, tal vez, cuánto nos mienten a diario las autoridades y sus medios “amigos” Esa verdad será fuerte...
Por eso, el periodismo no puede mirar para otro lado cuando empiezan a desaparecer personas.

"El poder no cambia a las personas, las muestra como realmente son"
Democracia es libertad...

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