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lunes, 18 de julio de 2016

KiVa, el método creado en Finlandia para combatir el bullying


   Por Walter Calabrese


En todas las escuelas del mundo aparecen situaciones de acoso escolar o bullying, un fenómeno que se extendió por instituciones públicas y privadas y que no reconoce clases sociales. Ni siquiera Finlandia, un país visto en la elite educativa mundial ha sido la excepción. No obstante, el país nórdico implementó desde 2009 un programa para eliminar el acoso en las escuelas, que fue nombrado KiVa (acrónimo de Kiusaamista Vastaan, que en finés significa en contra del bullying).

En el estudio realizado por la Universidad de Turku (suroeste de Finlandia) participaron 30.000 estudiantes de entre 7 y 15 años. Este nuevo sistema de convivencia permitió que se eliminara el bullying en el 80 por ciento de las escuelas y en las restantes se redujo el acoso en un 20%.

El método KiVa rápidamente fue implementado por 20 países de Europa y algunas instituciones de América Latina siguen sus pasos, como argentina, Perú, Chile y Colombia.

La gran diferencia que incorpora este programa es que incorpora a los llamados “testigos” del bullying, además de trabajar con las víctimas y los acosadores. Esto significa que se “toma en cuenta a las personas que se quedan calladas y sufren pasivamente el acoso. Porque si bien a nadie le gustar ser partícipe de una situación donde se violenta a una persona, muchos chicos no saben qué hacer para salir del paso o cómo defender a la víctima", indica Francisca Isasmendi, psicopedagoga y encargada del programa en el Colegio Santa María de Salta.

Los especialistas señalan que los testigos del bullying no son “protagonistas” del acoso, pero con sus silencios o sus risas van reforzando el poder del agresor. Si se trabaja con estos niños que cumple el rol de observadores para que puedan tomar conciencia de que su presencia los hace copartícipes del bullying, se logra que el agresor pierda su público. Con ello, ya no cuenta con espectadores para su puesta en escena de su supuesto “poder” sobre las víctimas. “Y cuando el grupo lo deja de apoyar y se queda solo, el acosador para”, reconoce Isasmendi.
Otro protocolo que sigue cuando se identifica en una clase una situación de bullying es la intervención de un equipo de profesionales entrenados para abordar el tema con el acosador, la víctima y los testigos. Se habla en forma individual para evitar más enfrentamientos.

Muchos alumnos se encuentran en la encrucijada de cómo actuar en esas situaciones de acoso escolar, no saben si huir, reírse con los demás para quedarse afuera del grupo, hablar con una autoridad o intervenir directamente. Lo real es que el acosador suele montar un ambiente en donde se le teme, y esto dificulta que algún compañero ponga un límite.

“Si bien a nadie le gustar ser partícipe en una situación donde se violenta a una persona, muchos chicos no saben qué hacer para salir del paso o cómo defender a la víctima”, afirma Francisca Isasmendi, encargada de KiVa en el Colegio Santa María.

"El impacto del sistema se siente sobre todo en los acosadores, porque si cambian las actitudes de los demás, (acosar) ya no es tan divertido", le indica a BBC Mundo en una entrevista Tiina Mäkelä, directora del programa KiVa del Instituto Escalae en España y entrenadora del programa en los países de habla hispana.

El bullying en América Latina
32% de los estudiantes de secundaria reconocen haber sufrido la rotura de sus pertenencias en la escuela
12% - 14% experimentó violencia verbal
10% dice haber sufrido amenazas de un compañero.
8% fue víctima de exclusión social
37,2% de los chicos de sexto grado dice haber sido insultado o amenazado.
Fuente: CEPAL y Bullying Sin Fronteras (2014)

La otra pata del programa KiVa es la prevención del bullying. "Esto incluye lecciones y actividades que se imparten dos veces al mes, durante 45 minutos, donde no se habla de casos particulares sino de conceptos generales", dice Tiina Mäkelä.

La idea es ir generando actividades que vayan creando un ambiente amable, generoso y respetuoso con sus compañeros. Además, se les enseña a saber diferenciar entre un conflicto entre pares, como una simple discusión (que es aceptable) de una situación de bullying (que no debe admitirse). Al actuar antes de que se genere el bullying, los niños pueden encontrar mayor bienestar en sus vínculos.

"Ahora nos anticipamos al problema y es más fácil identificarlo, porque los niños ya saben de qué se trata y cómo evitarlo. Antes actuábamos cuando la leche ya se había derramado. Ahora nos anticipamos al problema y es más fácil identificarlo que antes”, enseña Iván Galindo, director del Colegio Erik Erikson.

En este sentido, coincide Isasmendi: "Los chicos saben ahora que si están en una situación en la que no se sienten cómodos o se sienten violentados pueden pedir ayuda", puesto que el programa de prevención y concientización alcanza también a los padres y docentes. Y agrega la psicopedagoga argentina que "Hay que cambiar la cultura, porque aquí el bullying se toma muchas veces como algo normal y dicen 'son cosas de chicos, que lo resuelvan entre ellos'. Y, como consecuencia, muchos chicos transitan toda su escolaridad sintiéndose mal".
Los resultados se vislumbran con el tiempo e, incluso, aparecen más casos porque se hacen más visibles por la mayor conciencia que toman los alumnos. Pero los chicos toman otro protagonismo ante el conflicto: "Ha motivado a los alumnos a mostrarse más reflexivos y a tomar más en cuenta al otro", comenta una coordinadora de la misma institución.

Para la psicopedagoga Francisca Isasmendi, KiVa se trata mucho más que de una herramienta útil para actuar en la escuela, cree que "es más que un programa antibullying. Es una filosofía de vida que apunta al bienestar escolar, a crear un clima de trabajo donde los chicos puedan tener tolerancia y respeto".

El bullying atraviesa culturas y fronteras sin pedir permiso para intentar anular a otros niños, es un verdadero monstruo para muchos que deben asistir a clase. Para algunos, se torna en una pesadilla que afecta su conducta, emociones y afectos, hasta hacerlos sentirlos en u callejón sin salida. La burla es, tal vez, una de las más crueles agresiones que puede soportar un ser humano, pues la humillación y la vergüenza que acompañan a estas situaciones paralizan a los niños y lastiman una etapa que debería ser simplemente de aprendizaje con sus pares, en donde lo lúdico sea un aliado de lo académico, en donde el respeto se funda con la alegría de crecer en una ámbito de enseñanza.

Fuente: BBC Mundo




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